10
09/20

Técnicas para controlar la impulsividad


La impulsividad es la predisposición a manifestar reacciones no planeadas sin tomar en cuenta las consecuencias. En los niños, se puede manifestar con una gran inquietud y actividad, con accidentes frecuentes, reacciones violentas o episodios de rabieta. Aunque es natural que los niños tengan una u otra de estas manifestaciones a la semana, si esta se presenta en la mayoría de días, podríamos tratarse de un problema en el autocontrol del comportamiento y emociones.


La impulsividad

Las nuevas investigaciones analizan la conectividad del cerebro infantil con la impulsividad, definiéndola como un estado de activación neurobiológica o déficit del control inhibitorio. Esta activación supone la liberación de una serie de sustancias internas (neurotransmisores, hormonas) que preparan al cuerpo para una reacción motriz inmediata. Es una energía que está ahí y debe “liberarse” de alguna manera.

Lo más habitual en niños pequeños son los gritos y rabietas, pero esta dificultad para reprimir sus impulsos los puede llevar a presentar problemas en el ámbito familiar y escolar, alterando el desarrollo adecuado de la vinculación afectiva y el equilibrio emocional del niño.

2

Características del niño impulsivo: 

 *En niños pequeños se dan fuertes rabietas incontroladas.

3


TÉCNICAS AUTORREGULADORAS 
Aunque la impulsividad es un rasgo del temperamento y puede deberse a predisposiciones genéticas en parte, la experiencia del niño y las condiciones de su entorno determinarán la intensidad, frecuencia y forma en la que se exprese. Por ello, un ambiente familiar tranquilo y colaborador es el mejor aliado para afrontar esta situación.

1. EL VOLCÁN 
Se debe ayudar al niño a imaginarse que en su interior hay un volcán, que representa nuestra fuerza y energía, pero a la vez se descontrola y se produce la erupción. Cuando empieza a enfadarse, el volcán se calienta y empieza a producir lava caliente; si no lo controlamos, estalla. Procurar que el niño identifique las propias sensaciones internas previas al estallido, para así aprender a controlarlo mediante alguna técnica de relajación.

4


2. RELAJACIÓN 
Esta técnica ayuda al niño a controlarse y relajarse. Se puede realizar sentado o echado. Inhalar lento y profundo. Retener el aire en el abdomen. Expulsar el aire suave y lentamente. Esperar unos segundos y volver a realizar el ejercicio, al mismo tiempo que se da interiormente autoinstrucciones: “para, stop, tranquilízate, contrólate”, etc.

5


3. CANALIZAR LA ENERGÍA 
Los niños impulsivos pueden beneficiarse si aprenden a canalizar esta activación para potenciar destrezas practicando deportes o realizando actividades cotidianas del hogar (probando, por ejemplo, nuevas recetas para fomentar su creatividad). Las artes marciales combinan la concentración y el despliegue de fuerza, pero ello no es recomendable en niños que presenten un componente de agresividad. Cuando se esté muy activado, ayuda separarse físicamente de la situación para tratar de evitar el episodio; por ejemplo, apartarse del niño que lo insulta, ir a una habitación ante una reprimenda, etc. Todo ello debe realizarse bajo la supervisión de un adulto y teniendo en cuenta la edad. Recuerde también que en el contexto actual de aislamiento social los problemas de conducta e impulsividad tienden a incrementarse, ya que los niños se sienten encerrados y aburridos, y los espacios de recreación y liberación se encuentran muy restringidos o nulos. Ante esta situación, el trabajo con la familia puede ayudar a generar lazos más fuertes e integrantes. º

6